El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, acusó formalmente a China de cometer "genocidio y crímenes contra la humanidad" por la represión de los musulmanes uigures y de otras minorías en la región de Xinjiang, en un simbólico paso que eleva la presión política sobre Pekín y podría anticipar un endurecimiento de los castigos.
Estas acciones son una afrenta al pueblo chino y a las naciones civilizadas de todas partes". Mike Pompeo en Twitter.
La Administración de Donald Trump ha aprobado sanciones contra individuos y entidades chinas por la represión en Xinjiang, que consideran acreditada también organizaciones defensoras de los Derechos Humanos y la propia ONU. Pekín, entretanto, niega estas acusaciones, muchas de ellas referentes a los supuestos campos de "reeducación" abiertos en la zona.
"Lo que estamos viendo es un intento sistemático de destruir a los uigures por parte del partido-estado chino", sentenció Pompeo, en un duro comunicado en el que denuncia los intentos de Pekín por lograr una "asimilación forzosa" e incluso un "eventual borrado" de una minoría "vulnerable".
El paso de este martes llevaría meses a debate en Washington, que finalmente se habría decidido a dar el paso ante el inminente final del Gobierno Trump, según fuentes citadas por 'The New York Times'.
En este caso, la Administración se pone al nivel del presidente electo, Joe Biden, que en agosto de 2020 ya divulgó una nota en la que describía como "genocidio" las acciones de China e instaba a Trump a dar el paso.
Según expertos extranjeros, más de un millón de uigures están detenidos en campos de reeducación política.
Pekín desmiente esa información y afirma que se trata de centros de formación profesional destinados a alejarlos del terrorismo y el separatismo tras atentados atribuidos a los uigures.